Un Escritor que vale la pena leer... Mauro Libertella

Mauro Libertella

Tengo varios libros (me falta conseguir el de ensayo), de Mauro Libertella. Cuando me gusta un escritor, siempre trato de leer, varios libros de manera de “absorber” su esencia. En definitiva, ver de qué trata sus textos.
Si tuviera que resumir en pocas líneas diría que me atrapa su simpleza en la elección de palabras, que la estructura definida de oraciones desencadena una lectura amena. Sus sutilezas que deja entrever en sus párrafos generan una adicción del lector de querer leer “un poco más” y la utopía de “leo una página y mañana sigo”, en mi caso, siempre derivan en varias páginas más y mi reloj mental nunca logra asemejarse a la realidad del tiempo.
            Lo que más me encanta (palabra que uso mucho y no es muy literaria) son sus títulos:
Mi libro enterrado (el mejor de sus libros).  Quien diría que un libro tan breve, tan pequeño en su extensión, podría transportar de ese modo. Sin duda su mejor labor de escritura y no lo atribuyo a que es autobiográfico, porque los que siguen deben de tener su buena cuota de verdad en ellos, pero Libertella logra que cada uno viva y sienta ese libro como propio. No tengo una explicación lógica, simplemente logra conmocionar, atrapar, ofreciendo al lector un asiento en primera fila inclusive el escenario mismo dentro de su texto.

Un reino demasiado breve, donde narra ese período tan ínfimo del enamoramiento inicial entre las personas. Para mí, es difícil escribir sobre el amor, y cuando se trata de detenernos en ese momento idílico fugaz de toda relación, ya se convierte en algo imposible. Sin embargo, Libertella logra transmitir esa felicidad efervescente que está destinada a ser transitoria. Los diálogos en este texto no fueron su fuerte, pero el libro me gustó de todos modos.

Un invierno con mi generación, me fascinó el título y cualquier lector masculino se siente identificado con las situaciones presentadas. Me gusta creer que tiene más facetas autobiográficas de lo que uno se imagina. Este libro narra un lapso de tiempo de amigos que se conocen desde la adolescencia, no intenta ser más de lo que es y eso es exactamente lo que se obtiene de su lectura.

Con semejantes promesas de títulos es imposible no dar vuelta los libros (si se encuentra en una librería) y leer la contratapa para ver que se trae entre manos Mauro Libertella. Creo que es uno de los pocos escritores contemporáneos cuyos títulos encajan perfecto. Reconozco que tengo una debilidad con los títulos, me gusta inventar títulos para libros que leo. Como ejercicio, pienso que otro título le daría a esos textos. Este ejercicio se me hace imposible con este escritor, no hay título que piense que pueda batirle. Son originales y exclusivos para ese texto. En definitiva, son lo que titulo debiera ser. Mi creencia es que cada libro puede tener múltiples buenos títulos pero uno solo que le encaje perfecto como el zapato de cristal de la cenicienta. Libertella lo logra con creces en cada uno de sus libros.

Aunque me guste mucho su estilo, no lo pongo en un pedestal, porque al fin al cabo es un humano que escribe como muchos de nosotros. Me gusta descubrir en los escritores, frases únicas, gestos que describan una situación o contextos de manera singular. Eso me atrapa, pero cuando esa misma frase o palabra se repite en otro libro del mismo escritor, se desmorona el brillo inicial; Libertella habla de “falsa escuadra” y cuando lo leí por primera vez me pareció una genialidad, algo singular que lo distinguía pero al usar ese mismo concepto en otro personaje en otro libro, me surge un sabor amargo y por otro lado, un momento de identificación porque ese mismo error lo he cometido yo, y se me viene a la memoria un encuentro literario, donde Pedro nos haya resaltado al grupo la trampa del escritor de enamorarse de sus propias palabras y repetirlas en nuestros textos. Cuando uno escribe cuentos este error por pequeño que pueda parecer puede destruir todo el conjunto de relatos.  

Espero que antes de que se termine el 2018, tengamos novedades de Libertella, ya que siendo hoy en el día del niño,  me atrevo a pedir este deseo de la niña lectora que siempre llevaré dentro.


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